El temor al cambio

“Haz algo que te de miedo todos los días”, es un consejo que escuchamos frecuentemente. El origen de esta frase es atribuido (aunque su concepto ha existido desde hace dos siglos) al discurso “Usen protector solar” de Mary Theresa Schmich, que si no han leído, lo recomiendo mucho.
No había reflexionado hasta hoy la sabiduría que se esconde en dicha frase. En realidad, esta frase expresa la necesidad de cambio. El temor es muchas veces una reacción frente a la incertidumbre, pues biológicamente entendemos que hacer algo nuevo es siempre arriesgado. Probar algo nuevo nos obliga a cambiar la configuración de la costumbre, de movernos de la famosa “zona de confort”. Si no hiciéramos nada nuevo, si viviéramos el mismo día incesantemente, renunciaríamos a nuestra motivación por vivir o cerraríamos nuestra mente a una idea del mundo muy estrecha. Creo que romper la barrera del miedo es la única forma en la que podemos entender mejor el vínculo entre nosotros y el mundo. Hacer algo diferente, algo que da miedo, nos lleva a descubrir caminos que no sabíamos que estaban ahí, a conocernos, a desafiar nuestros límites.
Sí, los verdaderos cambios dan miedo y siempre son incómodos. Si no sentimos nada de esto, posiblemente no estemos haciendo un cambio verdadero y sólo estemos pensando obsesivamente en hacerlo.
Pero la vida es breve y nuestras posibilidades infinitas. Creo que los humanos estamos aquí para apreciar la belleza del conocimiento, de las recompensas de una curiosidad viva, de la cantidad de mundos posibles que se abren con sólo una acción. Así que, contra la insatisfacción de la vida, siempre están los cambios. Hagamos algo nuevo todos los días, desafiemos los miedos y conozcamos una nueva faceta del mundo día con día.

Dejo esta frase al respecto:

«La dicha de vivir proviene de nuestros encuentros con experiencias nuevas y de ahí que no haya mayor dicha que vivir con unos horizontes que cambian sin cesar, con un sol que es nuevo y distinto cada día.»

– Jon Krakauer  (Hacia rutas salvajes)

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